Persona sin buentrato. Ambiente sin persona.  / Buentrato sin ambiente y sin persona. / Ambiente sin buentrato.

¿Podrían tener un sentido positivo estos tres conceptos por separados?

La respuesta la vivimos a diario, en las consecuencias negativas provocadas por la omisión, indiferencia, descuido y maltrato hacia algunos de estos tres conceptos. El poeta nos los recuerda asi: “Primeras letras De los topos, aprendimos a hacer túneles. De los castores, aprendimos a hacer diques. De los pájaros, aprendimos a hacer casas. De las arañas, aprendimos a tejer. Del tronco que rodaba cuesta abajo, aprendimos la rueda. Del tronco que flotaba a la deriva, aprendimos la nave. Del viento, aprendimos la vela. ¿Quién nos habrá enseñado las malas mañas? ¿De quién aprendimos a atormentar al prójimo y a humillar al mundo? “(E. Galeano “Bocas del tiempo”)

Hemos aprendido, y nos sale muy fácil, a maltratar a nuestro prójimo y a la naturaleza que nos rodea, nutre y protege, naturalizando gestos violentos, palabras hirientes y acciones que lastiman, dañan, separan y destruyen, personas, animales y ambientes. Pareciera que estas formas son las que predominan mayoritariamente en nuestras sociedades, y que alimentan un sistema de injusticias y abusos sistemático y fuerte, con consecuencias muy graves para el desarrollo humano y ambiental.

Pero hemos aprendido también, aunque no nos sale muy fácil, a querer a nuestro prójimo, a cuidar y disfrutar de la naturaleza, a promover gestos y acciones de buentrato que generan espacios saludables de convivencia y cuidados. De todas maneras, tenemos la impresión de que en el balance global el buentrato no es la prioridad mundial para las personas y la naturaleza.

Pero compartamos primero a que nos estamos refiriendo cuando hablamos del concepto de buentrato. Por buentrato entendemos una forma de relación basada en el reconocimiento de que todas las personas somos diferentes, cada una con características, necesidades, intereses, maneras de pensar y formas de expresión propias. La dinámica de la relación consiste en que cada uno tenga en cuenta y respete las características, necesidades y formas de expresión de los demás en la misma medida en que espera que se consideren y respeten las suyas. Esto requiere de una intencionalidad y un esfuerzo constante, de aprendizaje, porque el buentrato es acción cotidiana, que comienza en los detalles más pequeños, hacia personas, animales y naturaleza.

Por ello nos resuena mucho la frase de Pablo Alaguibe, con la invitación a ser “militantes de lo poquito”, donde cada gesto cuenta, por más pequeño que sea, sabiendo que lo pequeño es espejo de lo grande. Sólo partiendo de este tipo de actitud frente al otro es posible desarrollar una relación positiva y respetuosa y lograr que ambas partes se sientan aceptadas, amadas y tomadas en cuenta. Esto contribuye a que todos sean mejores personas, asumiendo el desafio cotidiano de ser distintos sin ser distantes.

Pero surge una inquietud, como la que compartió un adolescente en uno de los talleres de buentrato: ¿para qué sirve el buentrato? Pregunta muy válida e importante de conocer su respuesta, ya que hoy gracias al avance actual de las investigaciones podemos saber certeramente, que el desarrollo sano de los niños, niñas y adolescentes está condicionado por el predominio de las experiencias de buentrato que hayan tenido en su crianza, especialmente en la infancia y adolescencia.

Jorge Barudy, reconocido neuropsiquiatra, psiquiatra infantil y psicoterapeuta familiar comparte: “Diferentes investigaciones realizadas en el campo de la neurología, la etología humana y las neurociencias entregan la información necesaria, para que no quede ninguna duda que la maduración del cerebro y del sistema nervioso de los infantes, depende del cariño, la estimulación y los cuidados que reciben del mundo adulto en especial de sus madres y padres. Cuando esto no ocurre existe un enorme riesgo de daños de las diferentes funciones mentales necesarias para asegurar el aprendizaje, una adaptación sana al entorno y la participación en relaciones interpersonales afectivas basadas en el respeto y la reciprocidad en la producción de cuidados. Por esta razón, insistiremos que los buenos tratos, sobre todo, antes de los tres años de edad, son fundamentales para promover una infancia y una adolescencia sana, así como una adultez, constructiva y altruista. A diferencia de las dinámicas sociofamiliares que producen malos tratos, las dinámicas de buen trato no producen sufrimiento, ni vulneración de derechos y daños a los niños ni a los jóvenes, sino al contrario, bienestar, salud, así como recursos resilientes” (Conferencia del Dr. Jorge Barudy:»LOS BUENOS TRATOS Y LA RESILIENCIA INFANTIL EN LA PREVENCIÓN DE LOS TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO”)

El buentrato posibilita entonces factores de protección y nutrición que ayudan a las personas a crecer más sanas y fuertes; como ser la aceptación, el amor, la paciencia, empatía, comprensión, valoración, atención y protección.

Hace más de 2000 años, Jesús ya lo anunciaba este buentrato y lo promovía en vida, proclamando una de las dichas más grande del ser humano, que es promover la paz: “Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mateo 5:9) y el amor hacia el más próximo: “amaras a tu prójimo como a ti mismo”, a lo más cercano: humano, animal y naturaleza, en el entendido que todos somos creación y somos uno en El (ver Colosenses 1:16-17 y Gálatas 3:28)

El ministerio de Jesús está en sintonía total con el buentrato a toda persona y el ambiente, con una propuesta revolucionaria, de amor a los enemigos, practicando la no-violencia y la misericordia, desafiando lo establecido y sobre todo proponiendo nuevas formas de relacionamiento y de perspectiva, como ver la belleza de lo imperfecto, el respeto a los procesos, el acercamiento y el amor a lo vulnerable, los limites que definen y el descubrimiento de lo luminoso en lo oscuro. Si observamos y recordamos las distintas acciones y prácticas de Jesús podremos ver como los elementos más sencillos de la vida tienen una presencia constante en la vida de Jesús: un establo, una estrella, unos panes, un vino, una pesca, una cena, unas caminatas, un bote, un paseo, una lectura, el agua, las aves del cielo, pescadores, cuentos, niños, unos pastores, unos lirios de campo, un burro, un lavado de pies y muchas más, que nos remite a lo sencillo, a lo esencial, alimento para el al alma y la vida. La sencillez es sinónimo de buentrato.

Esta forma de ver y mirar de Jesús sigue siendo revolucionaria y esperanzadora, propulsora de cambios, de buentrato a todas las personas sin distinción y de un relacionamiento de cuidado y respeto con la naturaleza.

 

Alberto Vázquez

 Programa Claves- Setiembre 2024

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